Tuesday, November 14, 2006

PARA UNPROYECTO CULTURAL ALEJANDRINO

QUÉ ES, O DEBE SER, UNA BIBLIOTECA

Humberto Macías

noviembre 2006

I. qué no es

- No es mero banco de datos

Por más ordenados, extensos o actualizados que estén, la mera agregación de datos no representa la cultura de una institución, un grupo social o una región. La contextualización y la referencia de ellos, formando verdadera información y tradición, de una cultura, es lo que convalida una biblioteca. El saber se cultiva, no se guarda como objeto muerto. El “logos” (pensamiento) de una época no está completo hasta que es digerido y aprovechado por otras diversas para seguir generando su mundo de vida.

- No es almacen de expulsión para archivo muerto

Los documentos, objetos culturales, libros, etc. que nadie consulta y se van agregando en un solo sitio para , cuando se justifique pragmáticamente, tirarlos o destruirlos, es la asignación que han padecido muchas bibliotecas. No importa que se quemen, rematen o se “donen” a otras instituciones, una biblioteca no debe tener como misión organizar el compás de espera para dilucidar qué documentos no tienen demanda y tirarlos.

El criterio contemporáneo a una cultura no siempre tiene el mejor criterio de qué es valioso conservar en su propio acervo, para posibles investigaciones y recuperaciones histórico-etnográficas en el futuro. Se han cometido muchas injusticias culturales cuando se usan las bibliotecas como “cámara de expulsión y cremación” de documentos. Asi mismo. Datos no procesados, referenciados y “cultivados” equivalen a “destruidos”.

De facto ocurre algo similar si el sustrato donde se registra la información no es actualizado-recuperado conforme avanza la tecnología. No sólo la acidez del papel amenaza el acervo de cultura mundial, también hemos perdido nuestra vastos campos de nuestra memoria colectiva al no recuperar información de cintas perforadas, magnetofónicas, diskettes, o de páginas html, por poner algunos ejemplos.

En casos como estos la biblioteca se convierte en campo de exterminio de la cultura. Qué contraste con el cuidadoso cultivo de los copistas medievales.

- No es sólo un requerimiento burocrático

Una biblioteca no es garantía de respetabilidad y validez de una institución educativa o cultural. Si se construye una biblioteca solamente motivados por una aprobación certificadora del estado, para poder operar una institución educativo-cultural, se está condenando a morir a ambas (la biblioteca y la institución). Así como el número de volúmenes no garantiza la calidad de una biblioteca, su mera existencia tampoco es evidencia de la función cultural de la institución.

- No es un Sancto Santorum

Ya no es usual encontrar muchas bibliotecas de acervo cerrado, o de uso exclusivo y selectivo. Pero de facto se puede concebir y utilizar una biblioteca como símbolo de poder y exclusión socio-económico, al cerrar la temática, nivel de especialidad, o su sistema de referencia y búsqueda, así como la negativa a digitalizar y abrir la consulta telemáticamente.
De facto la biblioteca se convierte en instrumento de poder y exclusión, que condiciona su uso a la finalidad económica de muchas instituciones

¿De qué le sirve a la vida de una región saber que en tal o cual biblioteca se “resguarda” el conocimiento que podría ser utilizado para resolver concertadamente sus problemas más acuciantes, si no puede tener acceso a abierto a ellos? ¿Cómo puede una nación conservar su memoria gráfica si la colección fotográfica que desinteresadamente fueron captando los pobladores a lo largo de toda su vida es comprada, y re-vendida selectivamente, por una empresa que monopoliza los derechos legales sobre las imágenes[1]?

II. Qué si es, o debe ser una biblioteca

  • Acervo de información y recursos culturales con finalidad práctica para el mundo de la vida. Y no debe estar aislada de otras dependencias-instituciones culturales sino en interacción sinérgica
  • Centro de promoción de la lectura, investigación y en general, del cultivo, de la forma de vida de una región (física o virtual).
  • Santuario de culto, de cultivo, de los documentos y objetos culturales donde se va registrando/construyendo la memoria de grupos/regiones sociales
  • Muestrario de las manifestaciones culturales endógenas, y simultáneamente las exógenas que van moldeando la tradición presente
  • Lugar de convocatoria y reunión para cultivo del pensamiento. Generar conocimiento, no sólo almacenarlo en forma de documento, es una finalidad muy legítima de la biblioteca.
    Los objetos culturales requieren ser discutidos, profundizados, evaluados en su sentido y contexto, comparados, contemplados… y mediante todo esto, revitalizados para ofrecerse como ayuda para la vida común de los coetáneos.
  • Promotor del dialogo entre las diversas corrientes que chocan, pero conforman, una cultura. El espacio físico de la biblioteca ofrece una oportunidad al diálogo directo y sincrónico, pero también su acervo y sistematización permiten un diálogo indirecto y asincrónico entre los que generan el pensamiento extra muros.
  • Símbolo del interés efectivo por la cultura y su tradición sapiencial, de una institución/grupo/región. La vida que ayuda a generar una biblioteca es buen indicador de la autenticidad del interés cultural y no meramente burocrático, de quienes la construyen. No se registra sólo estadísticamente con los movimientos de material, sino por la significatividad de la biblioteca en el pensamiento de los suyos y el cultivo compartido de su construcción[2].
  • Bastión de la actitud de apertura y uso compartido y abierto del conocimiento humano. En nuestra época, que desea ser bautizada como “era del conocimiento”, se debate sobre actitudes culturales, que tienden hacia la propiedad privada de la información, y el conocimiento que se genera con ella.
    Cada vez que se abre un acervo bibliotecario al servicio incluyente de todos, o una base de datos operativa, y los programas y contenidos académicos de una universidad, los derechos de autor de una obra intelectual… simbólicamente “se regresa” algo de lo mucho que han aprovechado estas instituciones y personas para su existencia. Esta lógica de realimentación positiva a la tradición cultural, en vez de usufructo cerrado y enajenado de los productos culturales invita a otros a seguir compartiendo el hábito de ser humanos para el futuro. Entonces la biblioteca puede ser aprovechada como postura política y discurso elocuente que define una visión de humanidad e historia. Puede realimentar la lógica de mercado descarnado o de la fraternidad cósmica.


[1] Esto ocurre efectivamente. No es ficción ilustrativa.

[2] La construcción de una biblioteca requiere erigir las instalaciones físicas, como condición necesaria, pero nunca cesa porque requiere del cultivo físico y virtual del grupo social que la aprovecha.