Tuesday, July 04, 2006

Barrunto sobre el espíritu del humano

El espíritu puede ser un momento integrador y dinamizador de la estructura real humana
  1. La realidad es una estructura que conforma todo lo real
La realidad es una formalidad con la que está estructurado el conjunto de lo real. Cada elemento de lo real está en respectividad a los demás debido a esta formalidad. Todas las cosas reales afectan a todas en diversa medida, por interacción o por mera actualidad, por su sola presencia en un campo de realidad.
El espacio y el tiempo son fundamento, estructurado, de la materia y la energía. Es una estructura dinámica de suyo, que le imprime dinamismo a todo cuanto sustenta. La materia-energía fundamentan a su vez a la materia animada. Sigue siendo estructuralmente materia, pero en un “nivel de realidad” más complejo que subsume la materialidad energizada, pero tiene otras notas definitivas que no toda la materialidad manifiesta. Es materia, pero en animación. Ésta a su vez es fundamento radical para la materia animada, orgánica. Hay otro salto cualitativo importante, en que la estructuración metafísica de la materia animada orgánica excede a las características de la mera materia animada, pero sin dejar de estar formalmente fundada en ella. Es materia animada, pero organizada en funciones específicas y sinérgicas. Es cuando propiamente se puede percibir el fenómeno de la vida reproducible. Estos dos saltos de la materia a la animación y de ésta a la organicidad son más que misteriosos, pero reales. Hay un principio de continuidad en la estructuración de la realidad en niveles de complejidad cada vez  mayor.
Nos hemos familiarizado más con la estructuración cada vez más compleja que se va desarrollando en la materia animada orgánica. El mantener un equilibrio homeostático lleva a los organismos, estructuras reales, a modificaciones tónicas para adaptarse a las situaciones cambiantes de su campo de realidad (principio de apertura), pero conservando la estructura fundamental que les da identidad (principio de cerradura). Son estructuras que se complejizan pero subsumen su estructura anterior. Es la evolución una tensión vital que va complejizando, especificando, complementando, las estructuras materiales animadas y orgánicas, los animales. Esa tensión vital es parte de su estructura real, que se conserva de un individuo a otro y de una especie a otra.
Las funciones orgánicas de las estructuras biológicas se han hecho cada vez más complejas, hasta formar sistemas integrados. Mediante algunos de esos sistemas la estructura del ser vivo orgánico, se alimenta, defeca, se reproduce, e interactúa con el resto de cosas reales que entran en su campo de realidad. Estas presencias afectan su situación y le obligan a reaccionar modificándose-modificando su entorno. Es cuando propiamente podemos hablar de un sistema para interactuar con la situación y poder tener mejores posibilidades de supervivencia (conservación del equilibrio homeostático). Este sistema es para la interacción con el entorno, para tener en cuenta los signos que desencadenen las reacciones propias, adecuadas, para sobrevivir, controlándose a sí mismo y controlando su entorno. Estos sistemas de control luego de complejizarse evolutivamente (empujados por la tensión vital constitutiva) forman un sistema nervioso, que excede al mero control químico. Entonces puede percibir más rápidamente los signos de alarma para reaccionar a la situación de manera adecuada. Propiamente ya podríamos hablar de estructuras animales, más que vegetales, por su velocidad de reaccióny su capacidad de aprovechar nutrientes provenientes de otros seres orgánicos (en lugar de sintetizarlos por sí mismos)
La continua selección natural de sucesivas adaptaciones, necesariamente más complejas han llevado a algunas especies animales a una formalización y complejización muy elevada de sus sistemas de control nervioso. La programación estímulo respuesta es cada vez más variada y específica (dándole ventaja competitiva y por tanto evolutiva). Es entonces que esa estructuración, espacio, temporal, material-energética, animada, orgánica y animal cobra una noción de sí misma en tanto diferente de las cosas reales que le rodean. Podríamos hablar de psiquismo. Un nivel psíquico de la estructura de lo real. Todavía con una programación genética de los estímulos-respuesta que le han permitido sobrevivir ventajosamente en las situaciones presentadas. Sin duda la tensión vital que ha dado continuidad a la formalidad de lo real desde el nivel orgánico, sigue presente y empujando a mayores complejidades. No es algo ajeno a la estructura misma, sino inherente a su constitución. Un momento vital de su naturaleza. Momento en cuanto empuje, no en cuanto temporalidad.
Algunas especies superiores en complejidad, con un psiquismo más elaborado, van abriendo su sistema de control senso-reactivo-nervioso.  Tienen capacidad de aprender en su individualidad, modificando sus respuestas signitivas para mayor adaptación y supervivencia. Se incrementa exponencialmente su capacidad de sobrevivir, su velocidad de desarrollo evolutivo y por tanto su complejidad formal. Se hiperformaliza su sistema senso-reactivo-inteligente.
El hombre es una, la de mayor desarrollo, especie hiperformalizada nerviosamente. Tanto que su apertura a nuevos aprendizajes le ha provocado una ruptura en sus programaciones genéticas de posibles respuestas a signos amenazantes del entorno.  Ha evolucionado en sentido inverso, desprogramándose, abriéndo su sistema y conservando menos de su herencia genético-informática. Eso lo ha hecho desadaptado a un tipo de situaciones y ambientes específicos, pero le ha dado la oportunidad-veolidad de programación de respuestas nuevas a nuevos ambientes. La especificidad humana es la desespecificación biológica, para poder sintonizarse intelectivamente a casi cualquier nueva situación presentable. Eso hace más lento su desarrollo biológico, pero aumenta vertiginosamente su ventaja competitiva en casi cualquier entorno que se le presente.  No tiene respuestas dadas para los elementos de lo real que se le presentan, pero por lo mismo debe adquirir, cultural y autogestivamente, las respuetas más adecuadas.  Su psiquismo se da cuenta de esa apertura suya, de esa obligación que se le impone de buscar o inventar las respuestas las cosas que se le prenesntan en su situación, y de las características que ellas tienen, de suyo (independientes de sí mismo, sino pertenecientes a la cosa misma en y por sí misma). Es el primer animal que se da cuenta de esa independencia funcional entre él y las cosas, pero también se percata de la respectividad y la poderosidad mutua entre las cosas y él. Puede percatarse de la realidad. La formalidad que estructura todas las cosas reales que le están presentes, y están de suyo, no en tanto dependientes de sus necesidades o conveniencias como animal inteligente.
Entonces el hombre es una estructura, espacio temporal, material-energético (por lo tanto intrínsecamente dinámica), animada y organizada, animal y psíquica, inteligente y abierta que aprende las cosas como reales, a sí mismo como real y de suyo, y por tanto obligado a aprender y desarrollar las reacciones y acciones con que sobrevive, modifica y aún construye su campo de realidad. Empujado desde su dinamicidad y tensión vital hacia la realidad, trascendiendo con inteligencia sentiente su mero campo de realidad y su logos hacia mayor profundidad y extensión de su realidad. Religado a lo real y hacia mayor realidad intencionada y volitivamente. Movido por deseo, tono emocional, intelección, decisión que realiza-construye sus posibilidades y con esto construye lo real de suyo de manera propia (moralmente) y con incansable tendencia hacia los límites, abiertos, de su realidad.
Es material, y no puede dejar de serlo, le es intrínseco en su estructuración, pero no es sólo material, en cuanto está animado, organizado, animal, psíquico, hiperceprebralizado y abierto. su tensión vital tiene esas notas especiales. No se detiene enla satisfacción signitiva de una necesidad de superviciencia, sino que continúa HACIA más allá de su mera supervivencia (sin renunciar a ella) a la construcción de sentido y de personalidad, de estructura impersonal (sociedad), de continuidad tradicional (historia) HACIA más allá.
  1. El espíritu puede ser no una parte del hombre, sino la conjunción-empuje del todo suyo, en la estructura humana personal. social, histórica y trascendente.
Ese momento, el empuje vital a la manera humana de la tensión vital, que integra desde su espacio-temporalidad, hasta la realidad histórica que construye con el resto de sus congéneres, es lo que podríamos llamar el Espíritu Humano. No el espíritu de la humanidad, al estilo hegeliano, sino el espíritu de este humano. Es un momento estructural, pero no identificado con una función espécífica de su  estructura vital. En este sentido el espíritu no radica en el cerebro, o no se identifica con el movimiento cardiaco o su aliento lleno de vapor y bióxido de carbono. Pero sin ellos no hay tal. Tampoco es uno con su naturaleza moral, obligada a decidir en realidad, ni su razón que metódicamente marcha con toda dificultad allende lo inmediato y lo presente a sus meros sentidos. No se limita a su sabiduría que ha construido inconstante aprender la realidad, logificarla, profundizarla metódicamente con la razón e integrando todo en su esquema conceptual holístico. Es el momento de empuje que integra y plenifica todo eso mencionado, de manera sistémica y que empuja a cada himbre hacia la construcción de su historia y su trascendencia. Que le permite tener acceso, aunque sea oblicuamente al fundamento último de la formalidad de realidad y situarse como parte integral de ese todo cósmico. El espíritu le da consistencia y direccionalidad a su vida como humano y como historia hacia donde desea trascender.

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